Imagen EFE
Una introducción
Por Yosvany Roldán
El bloqueo existe, y es una verdad de perogrullo que no admite duda alguna. No es infrecuente que por bloqueo cualquier cubano entienda bien un asedio que subyuga e imposibilita comprar y vender o, si se quiere, parafraseando el texto de la norma, establecer intercambios o relaciones extraterritoriales con fines comerciales o de otra índole. Y que éste fenómeno, por su intrínseca ambivalencia, haya llegado a salirse del contexto del que originariamente derivó, o sea, del jurídico, para ir hasta el lenguaje, las costumbres y las formas de ver e interpretar la realidad de un país, ya en sí mismo constituye su mejor y más acabada definición.
El bloqueo al que aludo, el hasta hoy combatido sin resultado alguno en los organismos internacionales, es parte corriente ya de nuestra cotidianeidad. Lo motiven y sustenten quienes prefieren el asedio que abisma al consenso que hermana; se nos presente en las insuficiencias de lo experimental y lo práctico de una política impLeer más