Inseguridad urbana de la Ciudad de México

Representaciones sociales por parte de los habitantes del Cuadrante O-1.2.14 del Sector Abasto-Reforma de la Región Iztapalapa I de la Zona Oriente de la Ciudad de México

 

Por María de Jesús López Salazar

Carlos Alberto Jiménez Elguero

El presente artículo tiene como objetivo general comprender las representaciones sociales presentes que los habitantes del Cuadrante O-1.2.14 del Sector Abasto-Reforma de la Región Iztapalapa I de la Zona Oriente de la Ciudad de México –espacio urbano al que en adelante se le nombrará como el Cuadrante– realizan sobre la inseguridad urbana, entendidas como los miedos urbanos generalizados de los mismos habitantes del citado Cuadrante al momento de encontrarse con otros en el espacio urbano; miedo urbano que va más allá del mero hecho de ser victimizado, y que remite a la calibración de los factores de riesgo que al espacio urbano le otorgan los sujetos que lo habitan, cuestionando el mismo espacio urbano como instancia de encuentro social (Bauman, 2008; Filardo y Aguiar, 2010).

En ese sentido, los objetivos particulares de esta investigación son:

  • Identificar las maneras de objetivación del miedo urbano de los habitantes del Cuadrante a nivel topográfico, del tiempo sincrónico y de las personas.
  • Describir las maneras de anclaje del miedo urbano de los habitantes del Cuadrante a nivel topográfico, del tiempo sincrónico y de las personas.

En cuanto a las hipótesis, se afirma que los miedos urbanos presentes, en tanto representaciones sociales, acerca de la inseguridad urbana de la Ciudad de México de los habitantes del Cuadrante remiten, en primer lugar, a una adjetivación relacionada a la elaboración de manuales de sobrevivencia; y, posteriormente, a un anclaje llevado a cabo mediante narrativas.

Por lo que se establece como objetivo general –como ya fue dicho– comprender las representaciones sociales presentes que los habitantes del Cuadrante O-1.2.14 del Sector Abasto-Reforma de la Región Iztapalapa I de la Zona Oriente de la Ciudad de México realizan sobre la inseguridad urbana, entendidas como los miedos urbanos generalizados de los mismos habitantes del citado cuadrante al momento de encontrarse con otros en el espacio urbano; miedo urbano que va más allá del mero hecho de ser victimizado, y que conlleva un cuestionamiento del espacio urbano como instancia de encuentro social.

Para conseguir lo anterior, el enfoque del cual parte esta investigación es el cualitativo, el cual se refiere a “la investigación que produce datos descriptivos: las propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta observable” (Taylor y Bogdan, 2000:20).

De igual forma la investigación realizada ha sido de corte descriptiva, pues se buscó especificar propiedades del miedo urbano –entendido como representación social– de la seguridad urbana, es decir, la objetivización y el anclaje; las variables han sido nominales, dado que sus valores representan categorías que no están sujetas a una clasificación intrínseca.

Por otro parte, la población de estudio ha sido los habitantes del Cuadrante O-1.2.14 del Sector Abasto-Reforma de la Región Iztapalapa I de la Zona Oriente de la Ciudad de México, estableciéndose un muestreo por conveniencia, el cual consiste en “seleccionar las unidades muestrales más convenientes para el estudio o en permitir que la participación de la muestra sea totalmente voluntaria” (Fernández Nogales, 2004:154).

Por otra parte, las técnicas de investigación a las que se han recurrido han sido la investigación documental, misma que “reúne la información necesaria recurriendo fundamentalmente a fuentes de datos en los que la información ya se encuentra registrada” (Moreno Bayardo, 1987:41), mediante la cual se realizó el acopio de información en documentos relacionados con el tema de la presente investigación, entre los que se cuentan:

 

  • Libros.
  • Publicaciones periódicas: periódicos y revistas.
  • Programas de televisión.
  • Programas de radio.
  • Grabaciones de audio y vídeo.
  • Mapas.
  • Estadísticas.
  • Sistemas de información computarizada (redes, internet, correo electrónico).
  • Registros de conversaciones personales.

Y también se recurrió como técnica de investigación a la entrevista a profundidad basada en el juego conversacional, preparando para ello un guión de entrevista.

En cuanto al procedimiento para la selección de los elementos muestrales, la aplicación del cuestionario se hizo tomando como referencia a la primera vivienda que se localizara a partir del recorrido que a continuación se indica, preguntando a la primera persona que abrió la puerta, siempre y cuando fuera parte del Cuadrante. Se fue preguntando de vivienda en vivienda procurando llegar a un punto de saturación. Así, el recorrido antes mencionado comenzó desde el cruce entre Calzada Ermita Iztapalapa y la calle Hombres Ilustres con dirección al norte, sobre la misma Hombres Ilustres, hasta llegar al cruce con avenida Iganacio Comonfort. Sobre Ignacio Comonfort se dio vuelta a la izquierda con dirección al oeste hasta llegar al cruce de Leer más

La Unidad Habitacional El Rosario: el espacio colectivizado

Por Maria de Jesús López Salazar[1]

 

El propósito de este artículo es realizar una descripción de la Unidad Habitacional El Rosario como espacio colectivizado. Se entiende por origen la exposición sucinta acerca de los inicios de la ciudad en cuestión. Para comenzar, es importante decir que la Unidad Habitacional El Rosario se localiza sobre todo en la Alcaldía Azcapotzalco de la Ciudad de México; por sus rasgos de origen, de población, de traza, económicos, entre otros, se ha visto implicada dentro de un ordenamiento territorial que, si bien al inicio fue planeado, progresivamente se ha ido desbordando y ha dificultado en ciertos espacios la integración armónica de sus elementos patrimoniales con la dinámica sociocultural y económica que hoy día se da en este espacio colectivizado.

 

Origen

La Unidad Habitacional El Rosario es un conjunto de viviendas de interés social que forma parte de las viviendas construidas en la década de 1970 por parte de las autoridades federales que dieron paso en esa época a la construcción de una política habitacional del Estado mexicano que reafirmó la relación obligatoria entre el obrero y el patrón de otorgar vivienda.

Vale decir que el derecho a la vivienda que estipula la Carta Magna se institucionalizó por medio de una serie de reformas constitucionales que dieron origen al otorgLeer más

Inseguridad/Seguridad pública en la Ciudad de México

De la norma jurídica a los hechos reales

 

Por María de Jesús López Salazar (2024)

Desde la creación el hombre ha buscado su protección y la seguridad de los suyos… en los inicios de la humanidad el miedo era latente y éstos buscaban la sobrevivencia al encontrarse rodeados de un mundo extraño. Las prácticas de protección contra los miedos continúan hasta hoy en busca de una ciudad más segura.

 

Es un discurso compartido hoy en día reconocer a la capital mexicana como un espacio de inseguridad y, por consiguiente, generador de miedo urbano, es decir, de la incertidumbre resultante de cómo los sujetos experimentan e interpretan el espacio urbano, significando este espacio mediante la calibración de los factores protectores y, sobre todo, de los de riesgo (Bauman, 2008; Filardo y Aguiar, 2010). Los discursos políticos, los medios de comunicación, los actores sociales organizados de la sociedad civil, los sujetos comunes de la Ciudad de México, todos asumen desde diferentes visiones y por medio de diferentes apreciaciones el estado de inseguridad y de miedo urbano de esta entidad federativa,[1] convirtiéndola en un actor social complejo y multidimensional, pues: “La ciudad se expresa mejor como actor social en la medida que realiza una articulación entre administraciones públicas (locales y otras), agentes económicos públicos y privados, organizaciones sociales y cívicas, sectores intelectuales y profesionales y medios de comunicación social. Es decir, entre instituciones políticas y sociedad civil” (Borja y Castells, 2000:139).

El tema de la inseguridad pública –no así el del miedo urbano– de la Ciudad de México se encuentra en todas partes, pues, por ejemplo:

En la ciudad de México, por lo menos 805 calles de diferentes colonias están cerradas por plumas, macetas, rejas o casetas, lo que impide el libre tránsito peatonal y vehicular, o bien son de acceso restringido, precisa un informe de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF) entregado a la Asamblea Legislativa (ALDF).

El reporte, fechado el 13 de abril [de 2011] y signado por el titular de esa corporación, Manuel Mondragón y Kalb, detalla que la delegación Cuauhtémoc es la que mayor número de calles tiene con esas condiciones, con 110, seguida por Tlalpan, con 92; Gustavo A. Madero, 85; Álvaro Obregón, 82; Coyoacán, 81; Venustiano Carranza, 75; Iztapalapa, 73; Iztacalco, 68, y Miguel Hidalgo, 44 (Llanos, 2011:36).[2]

Sin embargo, la agobiante enunciación del fenómeno poco tiene que ver con la calidad sobre su debate, o inclusive con la existencia –o no– de la inseguridad pública de la Ciudad de México. Por lo que corresponde a los medios de comunicación –que actualmente se establecen en el espacio predilecto para la consLeer más

El miedo urbano en la alcaldía de Tláhuac

Por María de Jesús López Salazar

 

Al finalizar el 2017 la Ciudad de México experimentó un sentimiento negativo ante el cual sus habitantes se consideraban inmunes: el miedo urbano, sobre todo porque: “El supuesto oasis que durante años representó la capital Ciudad de México frente al crimen organizado ha terminado por evaporarse con acciones inéditas como el operativo militar de este verano en el sur de la ciudad para liquidar a un capo mediano” (Marcial Pérez, 2017: página Web).

Efectivamente, durante los últimos años –por lo menos desde que Miguel Ángel Mancera Espinosa relevara a Marcelo Luis Ebrard Casaubón en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal el 5 de diciembre de 2012– los capitalinos han vivido ese miedo urbano entendido como el resultado de la manera negativa en que las personas experimentan e interpretan el espacio urbano. “La idea que subyace es que los individuos ‘leen’ el espacio y calibran los factores protectores, así como los de riesgo. En esta postura es donde con mayor claridad se ancla el miedo a la ciudad, al espacio urbano, (…) en el significado que al espacio urbano le otorgan los sujetos que la habitan” (Filardo y Aguiar, 2010:263-264).

Más aún, el miedo urbano se ha vivido de forma más intensa en la zona oriente de la Ciudad de México. “De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública presentada en enero de este año [2017] por el INEGI [Instituto Nacional de Estadística y Geografía], un 95 por ciento de los habitantes deLeer más

Reflexión crítica sobre la concepción o construcción del objeto ciudad

Por María de Jesús López Salazar

La comprensión que hoy se pueda tener sobre las ciudades –en plural y no en el singular homogeneizador de la ciudad– de la ciudad posmoderna –la clase de ciudad parte de quien aquí escribe–, sus dinámicas suscitadas, manifiestas y por venir, depende en gran medida de cómo se entienda la interdependencia entre los procesos de producción del hábitat y del habitar.[1] Las ciudades envuelven en sus bordes asentamientos humanos que constituyen ciudades en proceso.

Ahora bien, es pertinente recordar que el urbanismo inició cuando el ser humano observó, analizó y pensó acerca de cómo tendría que ser una ciudad,[2] y tiene poco tiempo que ese mismo urbanismo –y quien aquí escribe añade que también los estudios de la ciudad– se interesan por las ciudades existentes y sus diferentes cambios. “La planeación territorial por su parte se esfuerza por dejar de asimilar el desarrollo urbano con urbanización periférica. Es así como el concepto de ‘ordenamiento’ del territorio tiende a sustituir al de desarrollo urbano, proponiendo una visión más holística que se aleje de las dicotomías urbano / no urbano o centro / periferia” (Coulomb, 2016a:10).[3] En este sentido, de monocéntrica –partiendo de la dicotomía centro / periferia– la ciudad se ha convertido en pluricéntrica –partiendo de la idea de que “existen distintos órdenes y distintos tipos de espacios urbanos. Entender el (des)orden de la metrópoli implica penetrar en los modos de funcionamiento de estos diversos órdenes, que permiten pensar en la metrópoli como en una realidad compleja resultado de la coexistencia (y de la mezcla) de diferentes ciudades” (Duhau y Giglia, 2008:15)–. Las funciones de centralidad se han desvanecido dentro de la estructura urbana y han motivado la construcción de lo que la academia denomina nuevas centralidades.[4]

Así bien, las diferentes ciudades de la ciudad posmoderna –coLeer más

Programa de Desarrollo Humano Oportunidades / Vicente Fox Quezada (2001-2006)

Por María de Jesús López Salazar

El Partido Acción Nacional (PAN) llegó a la Presidencia de la República a través de las elecciones del año 2000, en una de las coyunturas más importantes del sistema político mexicano.

(…) como resultado de las elecciones del 2 de julio de ese mismo año, el candidato del [PAN], Vicente Fox Quezada, quien encabezaba la coalición denominada Alianza por el Cambio, que incluía al Partido Verde Ecologista de México y al propio Acción Nacional, fue electo Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, provocando la alternancia en el poder al desbancar al candidato Francisco Labastida Ochoa del, en otro tiempo hegemónico, Partido Revolucionario Institucional. (…) De esta forma la democratización se hacía presente en la vida política de la nación mexicana, [pues] la llegada del PAN a la Presidencia de la República que se dio con Vicente Fox significó, por lo menos electoralmente hablando, una transformación en el imaginario colectivo de los mexicanos y las mexicanas. Antes del 2000, daba lo mismo que se votara o no; después del 2000, el voto –y demás elementos vinculantes con éste– se vuelve un asunto de la mayor relevancia, un tema a ser atendido no sólo por los partidos políticos sino por otros actores (Martínez Flores y Valadez Tapia, 2012:26-28).[1]

En tal sentido, los cambios que se originaron en el nuevo sexenio fueron la clara y creciente tendencia de competitividad electoral, el apego a las nuevas reglas del juego y la falta de mayoría en el Congreso.

Por otra parte, el sexenio foxista presentó una gestión deficiente con logros limitados, porque los objetivos planteados para el desarrollo de su administración no obtuvieron los resultados esperados. “Vicente Fox resultó mucho mejor candidato que presidente. A despecho de su gran popularidad inicial, pronto mostró su inexperiencia política y una frivolidad desconcertante” (Krauze, 2010:263). La administración foxista llevó a cabo un ejercicio público con graves problemas de ejecución.

Respecto a la materia de política social, la administración de Fox mostró su compromiso de combatir la pobreza, siendo una de sus primeras acciones la organización del Simposio de Pobreza: Conceptos y Metodología, cuya realización tuvo la finalidad de saber cuántos pobres había en el país, ya quLeer más

Origen de los Estudios de Políticas Públicas

Por María de Jesús López Salazar

El estudio de las políticas públicas se originó en Estados Unidos. Entre los autores que describen su origen se encuentran Jeffrey L. Pressman y Aaron Wildavsky (1998 [1973]), Ives Meny y Jean-Claude Thoenig (1992), Joan Subirats (1992), Luis Fernando Aguilar Villanueva (1992) y Wayne Parsons (2007 [1995]). Tal descripción tiene sus raíces en la confluencia de una serie de situaciones particulares en lo intelectual, económico, social y político que permitieron su florecimiento y progreso.

El primer elemento fue la unión de un sistema de gobierno democrático sólido con agencias de investigación y asesoramiento independientes. Estos dos factores permitieron al gobierno americano, después de la Segunda Guerra Mundial, implementar una serie de programas sociales, en educación, salud y servicios públicos que se les conoció como Welfare State o Estado de Bienestar. El estudio de las políticas públicas nace entonces en un contexto que favoreció el surgimiento del desarrollo científico, que tenía como finalidad atender los problemas administrativos (V. Aguilar Villanueva, 2003; Fernández, 1996). El segundo elemento es el ideológico. Estados Unidos fue un Estado que se estructuró administrativa y profesionalmente de manera tardía; esto sucedió a partir de la presidencia de Woodrow Wilson (1913-1921), quien proveniente de los círculos intelectuales norteamericanos se propuso realizar cambios sustantivos y progresivos en la administración pública, al quitarle a ésta el matiz político que conservaba.

El primer elemento fue la unión de un sistema de gobierno democrático sólido con agencias de investigación y asesoramiento independientes. Estos dos factores permitieron al gobierno americano, después de la Segunda Guerra Mundial, implementar una serie de programas sociales, en educación, salud y servicios públicos que se les conoció como Welfare State o Estado de Bienestar.

El estudio de las políticas públicas surge entonces en un contextLeer más

Políticas públicas: un concepto polisémico

Por Mtra.- María de Jesús López Salazar

y *Lic. Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza

 Es relevante que se retome una conceptualización de lo que se entenderá por política pública. Empero, es un trabajo complicado porque la bibliografía que se retoma presenta una infinidad de enfoques y definiciones, cada uno aplicado a las necesidades de los autores y a la época en la que los aplicaron. Por ello, es necesario aludir a que los investigadores no han llegado a un consenso acerca de la definición de su objeto de estudio, dificultad inicial que en los países de América Latina se ve ampliada por un problema terminológico, puesto que, mientras los anglosajones distinguen entre polity,[1] politics[2] y policies;[3] en el español castellanizado existe un sólo término para referirse al conjunto de todas estas actividades, “en castellano todo esto quedaría englobado bajo el paraguas común de política sin matices” (Irure Rocher, 2002: s/p.). En general, el español corriente hace uso del término políticas en un sentido amplio. De modo que se maneja tanto para referirse a un campo de actividad como la política social o la política exterior, como para expresar un propósito político, una decisión gubernamental, un programa de acción o los resultados obtenidos por un determinado programa o ley (V. Hogwood y Gunn, 1984).

 

Para definir el objeto o el concepto de política pública es tradicional partir de la dificultad semántica que existe en español con el término política. Es preciso señalar por lo menos tres acepciones que se encuentran cobijadas por la misma palabra y que el idioma inglés sí distingue. Primero, la política concebida como el gobierno de las sociedades humanas, polity en inglés. Segundo, la política como la actividad de organización y lucha por el control del poder, politics en inglés. Y, finalmente, la política como designación de los propósitos y programas de las autoridades públicas, policy en inglés. Claramente, nuestro propósito tiene que ver en especial con esta última acepción (Roth Deubel, 2002:25-26).

 

A esta amplitud de uso corresponde también un elevado número de definiciones académicas, las suficientes para que haya autores que sostengan que es más importante practicar el análisis de políticas públicas que emplear el tiempo en entender su definición (V. Wildavsky, 1979). Empero, dado que los conceptoLeer más

El miedo sin adjetivo

Por María de Jesús López Salazar[1]

 

Creemos que existe un límite en el miedo.
Sin embargo, sólo es así hasta que nos
encontramos con lo desconocido. Todos
disponemos de cantidades ilimitadas de terror – (Peter Hoeg)-.

 

El miedo es uno de los sentimientos más antiguos de la condición humana. Emerge ante las nociones de riesgo, ausencia de seguridad o de control acerca de la realidad social o su entendimiento, en aquellos momentos en que la humanidad se halla en tensión ante el mundo y su crisol de expresiones. Aquí es importante señalar que emoción y sentimiento no son lo mismo; y el miedo, más que una emoción, es un sentimiento, pues como indica Antonio Damasio (cit. en Executive Excellence, 2011: s/p.):

Una emoción está siempre referida a una secuencia de acciones y los sentimientos se refieren a los resultados de esa secuencia de acciones. Es importante que nos demos cuenta de que frente a un peligro (que da miedo), lo que nos salva –y hace actuar– es una serie de acciones que se desencadenan, no el sentimiento de miedo. En cambio, si tienes sensación o sentimiento de miedo, es ese sentimiento lo que va a guiar tus acciones futuras.

En tal sentido, el miedo es parte de una estrategia de supervivencia que prepara al ser humano para su defensa (Jaidár Matamoros, 2002:104). Por consiguiente, su existencia “no es un accidente, sino una manera de comprender y vivir el mundo y la condición humana de una forma enteramente brutal” (Ramírez Fierro, 2002:160), pues hay una diferencia específica entre miedo y terror: “El miedo anida lentamente y crece conforme lo procura el pensamiento. (…) Pero el terror es el salto momentáneo, el espanto frente a la visión, el balde de agua fría ante el reino de lo monstruoso” (Lazo, 2012:32).[2]

Sin embargo, entender qué quiere decir miedo en nuestro tiempo presente es complicado, teniendo en cuenta que se trata del campo de la definición de los sentimientos, más si se considera que: “En ciertos periodos se incrementa y en otros desciende. También cambia aquello a lo que tenemos miedo, y cómo respondemos” (Joanna Bourke cit. en Antón, 2006: s/p.). Con todo, su existencia es tangible y posible de rastrear. Por ser un senLeer más

Tláhuac, Santiago Zapotitlán y Miguel Hidalgo

Por María de Jesús López Salazar*

 

Las historias de cada lugar son fundamentales para entender las necesidades de la población ya que sólo a través de la recopilación de sus orígenes puedes entender sus formas de vida así como sus problemas, sueños y desavenencias…

 

El Distrito Federal (D.F.) o Ciudad de México es la capital de la República Mexicana y sede de los Poderes Federales de los Estados Unidos Mexicanos, lo que implica referirse a la ordenación de una estructura local establecida en un espacio territorial que no conforma parte de los tres niveles de gobierno. En este sentido, el D.F. no es un Estado como el resto de los treinta y uno que forman parte del territorio mexicano, pero pertenece a la Federación en calidad de “entidad federativa con personalidad jurídica y patrimonio propio, con plena capacidad para adquirir y poseer toda clase de bienes que le sean necesarios para la prestación de los servicios públicos a su cargo, y en general, para el desarrollo de sus propias actividades y funciones” (Art. 2 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal).

La Ciudad de México es el núcleo urbano más grande del país, y el principal centro proveedor de bienes y servicios. Se sitúa en el Valle de México, en la alta meseta del centro de México. Cuenta con una población de 8,851,080 habitantes, y conforme a la definición acordada entre el gobierno federal y estatal la capital en conjunto con su área conurbada integran la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), sumando más de 112,336,538 habitantes (INEGI:2014). Esto también la convierte en la más grande aglomeración urbana del continente americano y en la tercera más grande del mundo (INEGI: 2014).

Continuando con el punto, el D.F. colinda al norte, este y oeste con el Estado de México y al sur con el estado de Morelos, siendo sus coordenadas geográficas extremas las siguientes: al norte 19°36’, al sur 19°03’, de latitud norte al este 98°57’, al oeste 99°22’ de longitud oeste (INE, 2006:3). Igualmente, se divide en dieciséis Demarcaciones Territoriales que son: 1. Álvaro Obregón, 2. Azcapotzalco, 3. Benito Juárez, 4. Coyoacán, 5. Cuajimalpa de Morelos, 6. Cuauhtémoc, 7. Gustavo A. Madero, 8. Iztacalco, 9. Iztapalapa, 10. La Magdalena Contreras, 11. Miguel Hidalgo, 12. Milpa Alta, 13. Tláhuac, 14. Tlalpan, 15. Venustiano Carranza, y 16. Xochimilco. Cada Demarcación Territorial tiene un órgano político administrativo desconcentrado de la Administración Pública Central, denominada genéricamente Alcaldías de la Ciudad de México. A su vez, cada órgano político administrativo de las Demarcaciones Territoriales cuenta con un titular denominado genéricamente Jefe Delegacional, que desde el año 2000 es elegido por sufragio universal, libre, secreto y directo. También influyen en cuestiones de gobierno, como instancias de participación ciudadana, los Comités Ciudadanos o Consejos de los Pueblos –dependiendo el caso particular de cada Delegación–,[1] y por unidades territoriales.[2] Cada Alcaldía de la Ciudad de México se estructura por pueblos, barrios y colonias, todas equivalentes a las localidades.

La Ciudad de México ha sostenido su categoría política por saberse la primera urbe del país, “la más valiosa, monumental, compleja y prolongada obra que la nación ha construido” (Garza Villarreal, 2000:3). Definitivamente, capital de la nación, ha sido lugar estratégico como principal escenario de politics (Roth Deubel, 2002), donde “hay fines intermedios necesarios para que el ejercicio del poder funcione, ya que el ejercicio del poder no es un ejercicio de fuerza, siempre va acompañado de convicciones profundas” (Gutiérrez López, 2003:4); pero igualmLeer más