Cara de pan, el mote de una historia necesaria

Por Octavio Castillo Quesada[1]

La vida en sociedad a veces también nos hace sentir un poco frágiles. En ese sentido, Sara Mesa propone una historia donde sus protagonistas encienden alarmas y luego nos tranquilizan con el ruido.

‹‹Cara de pan›› es un relato muy bien escrito. Se lee fácil, no hay agujeros en su redacción, o al menos no son visibles. Si bien la progresión puede resultar un poco lenta, el argumento envuelve al lector con su invocación al daño. Creo que ese es su principal mérito, que nunca cae en el agujero de lo esperado, sino que salta constantemente, ‹‹casi›› logra disimular evitarlo (y también de forma literal).

El espacio donde se desarrolla la obra transmite calma, sin llegar a convencer al lector de ‹‹bajar la guardia››. Sus personajes están muy bien construidos. El juego con los nombres, la apariencia, la edificación de sus personalidades se realiza con cuidado.

El encuentro de una adolescente llena de complejos que se enfrenta al silencio yLeer más

Notas sobre Barbie

Luego de haber visto Barbie y en medio de todo lo que en redes sociales se comenta, Pita Ochoa, poeta, editora e investigadora mexicana, una de las fundadoras del movimiento literario infrarrealista en México, nos comparte algunas notas sobre la película, las cuales consideramos que pueden abonar a las experiencias del público:

1. Me reí a carcajadas toda la película, excepto en el desenlace anticlimático y altamente rollero. Me reí como niña jugando, no con Barbie sino con mis muñecas Lili Ledi, muñecas que representaban niñas de varias edades, y que —cuando la industria mexicana del juguete todavía estaba viva— puso de moda su señorita Lili para intentar competir con la recién llegada a las familias ricas de México.

2. Cinematográficamente bien realizada: guión, dirección, fotografía, sonido, actuaciones, estupendo arte. Comercialmente un éxito. Guiños y homenajes al cine clásico. Sátira moralizante que a partir de una buena combinación de clichés probados y clichés arriesgados, logra ridiculizar, exagerar, yuxtaponer estereotipos de género. Su ironía y moraleja seguramente podrían haber sido aplaudidos por Aristófanes.

3. Feminismo rasurado, desde luego. ¿Acaso no es una estrategia del poder integrar los discursos Leer más

Sophie Aguilar | Poemas

Sophie Aguilar. Escribo poemas para expresar las sensaciones, en las que el lenguaje común no es suficiente. Estudio en Alemania, en la universidad de Humboldt, español y francés para ser profesora de instituto. Me considero feminista y estoy interesada en cuestiones políticas y sociales, aunque mis poemas sean más bien íntimos y muy subjetivos.

 

 

 

I. El prisma

La chica de cabello ondulado es un prisma

que refracta los rayos de sol y de sombras.

El cristal deshila la luz y la penumbra

  las deshace y las transforma

 en destellos coloridos

que fluyen como ríos

en direcciones opuestas.

 

 

 II. La soledad y sus voces

 

1. Con los que no escuchan

Los que no escuchan bailan en la fiesta,

Las luces de colores 

en la estancia revolotean.

Y la música techno mis oídos acecha 

y la soledad me inunda 

como mil ríos de arena. 

Y los segundos transcurren

sin que yo me dé cuenta, Leer más

La Quitapenas

Por Juan Fernando Batres Barrios[1]

Esta vez les contaré la historia de Yamil[2], una hermosa y pequeñita muñequita quitapenas. Estas son unas muñequitas minúsculas que, según la tradición guatemalteca originada en el altiplano chapín, se llevan las preocupaciones y pesares de los niños al ponerlas debajo de sus almohadas por las noches.

Yamil es una bella muñequita vestida con un diminuto güipil blanco con el cuello de muchos colores y una falda o corte, como se les llama a las faldas tradicionales en Guatemala, lleno de colores y detalles hermosos. Era la mejor amiga de su niña, en realidad siempre estaban juntas, eran inseparables. Yamil era muy feliz estando siempre en el bolsillo de su amiga María, aunque eso no era lo normal con los Quitapenas que se conservaban siempre debajo de las almohadas de los chicos.

No me malentiendan, Yamil era la Quitapenas de María, no era un juguete, es solo que la amable niña siempre quería tenerle cerca, no es que “jugara” con ella como si fuera una muñeca cualquiera, en realidad eran amigas…

En un paseo que organizó la familia, fueron a conocer un lugar espectacular, era un bosque nuboso de los que hay en Guatemala, un lugar lleno de bellas orquídeas y muchos animales salvajes y si se tiene suerte se puede ver a un ave muy especial, el Quetzal, ave símbolo de la nación. Caminó toda la familia por un tiempo a través del frondoso bosque, se alojaron en una pequeña cabaña para pasar la noche, María agarró muy fuerte a Yamil esa noche, le contó todo lo que le pasaba por su mente, no solo sus preocupaciones, todo, hasta que se quedó dormida.

Al día siguiente, la familia se ha levantado casi al amanecer, han puesto agua al fuego para preparar café y hacen el desayuno. María se levanta rápidamente para ayudar a su mamá, va a la parte de atrás de la cabaña por unos leños para el fuego y sin darse cuenta deja caer a Yamil en algunos arbustos que estaban junto a la cabaña. Yamil, aún medio dormida, en realidad no se dio cuenta de mucho y no pudo sujetarse de las ropas de María, es una tragedia. Como Yamil es una muñeca Quitapenas en realidad no puede hablar ni moverse a voluntad, pero parecía verseLeer más

Barbarella D´Acevedo | Poemas

Barbarella D´Acevedo (La Habana, 1985). Escritora. Profesora y editora. Teatróloga, graduada del ISA y del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Obtuvo Premio de la ciudad de Holguín (2022), Premio Hermanos Loynaz en Literatura infantil (2021), Premio XIX Certamen de Poesía Paco Mollá 2020 (España), La Gaveta (2020), Bustos Domecq (2020), Beca de creación Caballo de Coral (2018), y Beca de creación El reino de este mundo por el disco de poesía Discurso de Eva (PM records). Publicó Cabeza de Santo, Libros Solidarios LV3, Universidad de la Plata, Argentina (2019), Músicos Ambulantes (2021), El triunfo de Eros (2022) y Blanco y azul (2022) con Editorial Primigenios, Basilio y el deseo (DMcPherson Editorial, 2022), Érebo (Aguaclara Libros, 2022), Nada temas, la vida te sonríe (Revista La Gaveta, Ediciones Loynaz, 2022), El triunfo de Eros (Editorial Ácana, 2022), Habana pulp mission (Ediciones Solaris de Uruguay, 2022), Marea roja (Ediciones Arroyo, 2022), Tren para Salinger (Ediciones Loynaz, 2023) y La casa, el mundo y el desierto (Editorial Hurón Azul, España, 2023), entre otros.

 

 

 

Ucrania

Una mujer abraza a un cordero.

La mujer ha dejado atrás

la casa que habitaba,

la casa (y eso tal vez es lo más grave)

que debía habitar en lo adelante,

la vida,

el amor, que pudo ser,

y ahora no se sabe dónde sucederá,

o a quién.

Una mujer abraza a un cordero

tras encontrarlo en el camino.

El cordero está vivo

y necesita una madre,

tanto como ella

podría llegar a necesitar un hijo,

un hermano, un padre.

El cordero huele todavía a leche ácidaLeer más

Cachitos

Por Carla Castro[1]

 

Cuando era niña, mamá inventó un conjuro contra mis miedos.

Ella se ponía de pie frente a mí, juntaba mis manos como en forma de cuchara y me hacía cerrar los ojos. Ahí en mis manos me espolvoreaba algunos cachitos de confianza, otros de sabiduría y polvitos antimiedos color turquesa.

Cuando cerraba las manos, los cachitos despertaban y me corrían por todo el cuerpo.

Los cachitos de confianza se me subían corriendo a la cabeza, los polvitos antimiedos se me quedaban en las manos y las pintaban turquesa para que no sudaran tanto y los de sabiduría se me repartían entre el corazón y la cabeza.

Desde esos años guardé algunos por si algún día me hacían falta.

Hoy, aquí sentada en el hospital junto a mamá, le he puesto algunos cachitos que aún me quedaban.

 

Cántaro

El oxígeno conectado sonaba como un cántaro de respiros.

Cerramos los ojos y olvidamos que estábamos en la habitación de un hospital. Imaginamos que era Leer más

María Guadalupe Pérez | Poemas

María Guadalupe Pérez Ferra (México, 1996). Pasante de la licenciatura en Creación Literaria por la UACM y estudiante de Lingüística en la ENAH. Soprano en el ECUACM. Ha publicado en Revistas como: Revista Tlacuache, Caina fanzine, Aleteo poético, Axolotl magazine, Palabrijes, el placer de la lengua, Craquelarre, y algunos otros textos en las antologías Voces violeta de la editorial Voces indelebles, y Como hermanos de Ediciones afrodita.

 

 

I

El aguacero es la tristeza

De los pueblos

Que no tiene donde refugiarse.

II

La tormenta suele ser

La angustia de quienes tienen

Frágiles sus techos

III

La lluvia es la bendición

De quienes viven de las cosechas

De su siembra. 

IV

La brisa suele ser esperanza

Para quienes necesitan

Enjuagar la soledad.

 

 

 

Trayecto, transporte, traslado

Nos peleamos por un asiento en el metro

porque estamos cansados, hartos de venir parados

parados en el trabajo mal pagadoLeer más

Pasiones de la mañana

Por Marisabel Macías Guerrero[1]

Me despertó el insistente ruido de la campana que agita con fuerza uno de los señores que recolecta nuestra basura. Sin abrir los ojos, supe que apenas pasaban de las siete. Repasando mentalmente la rutina de esos hombres, también supe que en unos minutos el camión se estacionaría a unas cuantas casas de nuestro edificio, y la música comenzaría a sonar. Eso sí, imposible predecir el ritmo, pues siempre varía. No me puedo quejar. Me gusta jugar a adivinar el ánimo matutino. Sé que las canciones que pongan a todo volumen condicionarán el inicio del día, mío y de muchas vecinas de esta colonia. Algunas mañanas traen salsa o cumbia, otras, baladas, bachata, rock de los 80s, boleros o rancheras, incluso reguetón. A veces me descubro cantando, luego recuerdo mis días de desamor y la mañana decae un poco, otras me descubro bailando de camino al baño e inicio el viaje cotidiano sonriendo; con ganas de sacudir el cuerpo.

El camión recolector dura estacionado veinte minutos en promedio, cinco minutos del tilín tilín agudo desde el comienzo, luego cuatro o cinco canciones. Confieso que he pasado largos minutos pensando en el gozo del hombre que recorre las calles sacudiendo animadamente la campana, irrumpiendo el sueño de muchas y muchos que podemos “darnos el lujo” de despertar tarde. A veces me imagino que entre ellos se turnan para crear ese ruido que no sólo anuncia su presencia y el de su servicio, sino que invade las rutinas de cada hogar en calles donde al menos hay cinco edificios con más de quince departamentos cada uno. O sea, se alternan el uso de una campana que durante minutos y con una resonancia tremenda, entra a la vida de setenta y cinco familias, parejas, habitaciones, estudios, comedores, salas, baños y regaderas.

Sí, definitivamente se turnan para gritarnos a campanazos que bajemos la basura, que saquemos Leer más

Marian Raméntol | Poemas

Marian Raméntol (Barcelona, 1966). Poeta, traductora y directora de la revista cultural La Náusea. Miembro del grupo musical O.D.I con el que ha editado vídeo-libros y diversos álbumes además de bandas sonoras de cortometrajes. Ha trabajado con músicos experimentales en múltiples recitales y performances. Ha traducido a poetas contemporáneos al catalán y al castellano. Ha publicado diecinueve poemarios y ha sido incluida en dieciséis antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, alemán, italiano, rumano, armenio, portugués, búlgaro, bosnio, montenegrino y estonio, y ha prologado varios libros de poesía. Su actividad en el ámbito artístico y poético le ha llevado a formar parte de festivales (tanto poéticos como de cinematografía), exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por ayuntamientos, editoriales y otras entidades culturales.

 

 

 

Un paparazzi furtivo

El silencio sangra a chorros por las calles

y masturba ruedas, carriles y semáforos

ante la incertidumbre de los niños.

La noche entonces tiene frío

y reformula la amplitud

de shorts planchados sin futuro.

 

Con el pecho cosido al lomo del anochecer,

la demolición de la página

encarcela lo longevo y mata al poeta.

 

La poesía pierde su  alcurnia y el vientre

en un collage para despedir al sol,

los niños de antes -pero dos mañanas después-

desaparecen tras la puerta de la luna

y aquí no pasa nadaLeer más

Perras, sicarias, narcotraficantes; ¿Quién dijo que las mujeres no podían?

Perras de Reserva y su transtextualidad.

Por Greta Ramos[1]

Las mujeres poseen la condena a la expectativa y el ostracismo, a la pausa del tiempo por el tedio de la espera, de la silla del testigo y de la ausencia de la historia. Perras de reserva de Dahlia de la Cerda presenta una serie de personajes femeninos que protagonizan trece cuentos en los que claudican ante un sistema entrelazado con la violencia, el narcotráfico y el patriarcado.

Gerard Genette, en Palimpsestos, nombra el término transtextualidad como la ‘‘trascendencia textual del texto’’ (p.9). Este aspecto de la textualidad permite el diálogo de los textos con otros, la historia, la sociedad y, por ende, la cultura. En 1992 Quentin Tarantino despega en el mundo cinematográfico gracias al filme Reservoir Dogs, traducido en México como Perros de Reserva, con un cast enteramente masculino que cuenta la historia de un grupo de delincuentes y un atraco. Se le clasifica dentro del género cinematográfico neo-noir y descubre al espectador una trama gris, fuera de la historia de justicia ya contada donde el bien siempre vence, con personajes que se desenvuelven en una escala alejada de la dualidad moral y que se encuentran a la espera, también, de la posibilidad de la acción.

En el libro Perras de reserva la relación architextual permite cuestionar la presencia del género neo-noir literario en un México que se distancia del mundo americano, sin olvidar mencionar lo que ocurre con la transformación del cast masculino por el ‘cast’ totalmente femenino de Dahlia de la Cerda. Si bien parece evidente la influencia de la literatura latinoamericana actual escrita por mujeres como Mariana Enríquez, Selva Almada, Mónica Ojeda o MaríaLeer más