Paloma

Por Mariela Tapia Rabelo[1]                                                                       

«Necesitamos liberar espacio», me dice mientras apila un par de cajas. «¿Te parece bien pintarlo de blanco?» agrega. «Estas son más pesadas, ¿puedes moverlas aquí?»

Abro la primera caja y encuentro mi antigua máquina de escribir. No recordaba que las teclas A, F y X estuvieran dañadas. En la siguiente caja, encuentro cuadernillos y notas sueltas, incluyendo una muy especial. No reconozco mi propia letra. El viento seco entra, azotando las persianas que cuelgan a mitad del enorme ventanal. La nota se desliza de mis dedos y se va con él.

Mi vientre inmenso tapa mis pies, mis piernas. Estoy temblando. Si le digo que no quiero este hijo, me mirará con compasión: «toda madre quiere a sus hijos» me dirá sonriendo. Pero yo no lo quiero. Él calcula dónde irá la cuna y la cómoda, acaricia mi vientre, besa mi frente y continúa con su tarea. En sus ojos hay un destello cálido. Pronto va a anochecer, así que salgo.

Las primeras hojas están cayendo: amarillas, rojizas, ocre. Me reconforta el sonido al pisarlas. El viento revuelve mi cabello y trato de cubrirme, pero ya nada cierra. Busco el encendedor en el bolsillo de mi chaqueta y está frío. Unas niñas juegan a espantar palomas en la acera de enfrente. Recuerdo a mi abuela, con su mandil floreado y el olor a ajo. Un par de veces la vi matar palomas mientras ella cantaba observando el atardecer desde la azotea. Cucu,Leer más

La invención de la mujer*

Por Sofía Alvarado[1]

 

I.

Luego de copiar ocho veces La guerra y la paz a mano, 1300 hojas cada vez, es decir, 10400 páginas en total, Sofía reclama como suya la novela.

Sofía Tolstói, copista y esposa de León Tolstói, transcribe a máquina todo cuanto escribe el marido. Dice en uno de sus diarios: “en la transcripción del mismo escrito hecho por décima vez no queda nada”.

Este pequeño acto, ocurrido en lo cotidiano, no tuvo ninguna trascendencia, igual que hacer una sopa o lavar la ropa, sus palabras quedaron guardadas en aquel diario confesional. Le han dicho antes que sería la esposa ideal para un escritor, “niñera del talento”, le escribe un amigo cercano.

Sofía Behrs —así se llamaba antes de ser La escriba— soportó casi ecuánime la locura del gurú Tolstói, con excepción de un hecho que la marcaría como loca a ella y no a él, a pesar de las varias excentricidades de su esposo. En medio de la desesperación, Sofía salió de su casa desnuda en pleno invierno ruso, se tumbó en los campos helados y amenazó con envenenarse. A partir de este hecho, Tolstói huyó, agarró una pulmonía y murió.

En cuanto Tolstói desapareció, Sofía Behrs «recobró» la razón y vivióLeer más

Sara Güizado Gómez | Poemas

Sara Güizado Gómez. Hija de padres oaxaqueños migrantes. Nació en la Cd Mx, la cual habita hace seis décadas. Maestra normalista de profesión y mediadora de lectura por convicción. Integrante de la Red de Libro Clubes CdMx. Coordina el Círculo de Escritoras Comunitarias que se reúne de forma virtual desde 2020, espacio que permite la escucha, el diálogo y las creaciones propias.

 

Voces en el mercado

¡Pásele güerita que le damos!

rostros morenos de nacimiento,

curtidos por el sol al emigrar

sus voces corren por los pasillos, por tianguis, por la gran ciudad

voz al unísono para una

para todas

todas güeritas

¡has desaparecido!

¡Pásele güerita que le damos!

Hoy te veo más chula que ayer, estás bajando de peso

éste te va a quedar

la gordura se rechazaLeer más

¿Qué hay de nuevo en el nuevo boom?

Las mujeres redefiniendo el canon literario

 

Por Enrique Martínez[1]

Por su novela Distancia de rescate, en 2017, la argentina Samanta Schweblin se colocó entre las finalistas del prestigioso Man Booker International Prize. Desde entonces, la prensa y crítica literarias comenzaron a voltear hacia América Latina. Lo cierto es que, de unos años para acá, la literatura de la región, principalmente la escrita por mujeres, ha sido ampliamente consumida en todo el mundo y no deja de recibir elogios por su innovador estilo. Es esa combinación entre frescura y éxito de ventas lo que ha llevado a ciertas personas a calificar este momento de un nuevo boom latinoamericano. Por ello, en este artículo me pregunto hasta qué punto una afirmación de este tipo constituye una exageración, intentando esclarecer, a su vez, qué hay de nuevo en este movimiento.

No se puede hablar de lo nuevo sin remitirnos a lo viejo, por lo que las primeras líneas de este ensayo exigen detenernos en la referencia obligada: el boom latinoamericano. A veces considerado como corriente literaria, otras veces como mera estrategia de marketing, el boom siempre ha sido un fenómeno confuso. Sin embargo, a pesar del casi nulo consenso en torno a su definición y características, sí existen puntos en común a la hora de abordarlo.

En primer lugar, el boom fue una explosión en el sentido más literal del término. Antes de la década de 1960,Leer más

La anormalidad y el delirio: breve reseña de la novela Isla Partida

Por Irene Martínez[1]

 
y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
 
Alejandra Pizarnik

 

El tiempo y el espacio se entremezclan al entrar en un estado alterado de conciencia, las formas de lo tangible se disuelven ante el delirio. Esas mismas fronteras son las primeras que se desvanecen durante la lectura de Isla partida (Almadía, 2021), la tercera novela de Daniela Tarazona y por la cual ganó el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2022. En dicha obra, la autora diserta acerca de los trastornos neurológicos, desde una perspectiva vivencial, pero muy alejada de los convencionalismos y las obviedades de lo autobiográfico.

La isla es el cerebro, contendor único de nuestra ontología. Que esa isla esté partida es, en primera instancia, el reflejo directo de su imagen física, la división en dos hemisferios de materia orgánica y, aventurando un sentido más amplio, la metáfora del quiebre que supone la alteración de sus señales eléctricas, de su funcionamiento. Así pues, con una narrativa fragmentaria, circular y sumamente poética, Tarazona refleja la confusión a la que lleva el desvarío y la exasperación que causa perder el control de uno mismo: una eLeer más

La rutina interrumpida

Por Paula Guillén[1]

Solo las personas que creen en los augurios pudieron haber previsto lo que ocurriría ese día.

Hanna se levantó 30 minutos más tarde de lo habitual, de manera que, por primera vez en siete años, no le dio tiempo de maquillarse (mucho menos de hacerse su habitual eye cat). Durante el desayuno, notó un extraño sabor amargo en su avena con leche de almendras, plátano y fresas, así que decidió agregarle un poco de endulzante.

De camino al trabajo, en el transporte, comenzó a sentir un leve, pero persistente dolor en el pecho. Lo atribuyó a la presión que ejercían sobre ella las decenas de personas con las que compartía el vagón del metro de la línea 9 con dirección a Tacubaya.

Pasaron dos o tres horas de su jornada laboral y el dolor persistía. Sin embargo, ella no dejabaLeer más

Reseña a dos voces: La biblioteca de lo imposible

La imagen de portada contiene ilustraciones de Joksan Ruiz contenidas en La Biblioteca de lo imposible

Atrévete a entrar a la Biblioteca de lo imposible

Mary Julia Ruiz Carbó es licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana, donde además realizó dos cursos de creación literaria y un Diplomado en Arte Literatura y Cine con el maestro Manuel Leonel Pereira. Cardó no sólo ha incursionado en la poesía y en el cuento, pues recientemente publicó su primera novela: La Biblioteca de lo Imposible.

En su primera novela experimental, La Biblioteca de lo Imposible, Mary Julia Ruiz Carbó aborda la coexistencia del bien y del mal a través de una infinidad de eventos por los que atraviesa el humanoide para salvar a la humanidad de su propia destrucción.

La novela narra la llegada del humanoide a la Biblioteca de lo Imposible, que se encuentra en otro universo, en un agujero negro donde el tiempo nunca transcurre, y en el que está prohibido el uso de esa palabra. Su misión es seguir las huellas y las pistas de los libros que ahí se encuentran, cada uno lo llevará a vivir y conocer lugares únicos llenos de experiencias que confrontarán múltiples sentimientos.

La Biblioteca de lo Imposible llevará al lector a adentrarse en las referencias de textos y Leer más

Azucena Alfaro | Poemas

Créditos por la fotografía: Víctor Goytia Villalobos

Azucena Alfaro Peña (CMDX, 1995) estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM motivada por su amor a la poesía. Sin embargo, las andanzas académicas la han llevado por los caminos de la lingüística, disciplina a la que hoy se dedica. Lectora por vocación, correctora de estilo y profesora.    

 

 

Trilogía del dolor

 

I

Si mi vida dependiese

-aunque absurda y frágil-

de un hilo de esperanza, 

yo no daría por ella ni una flor

ni un clavel ni una magnolia,

daría el tiro final

-potente y fulminante-, 

desolador como el dolor

que viene como viene,

vacilante, vacío y banal 

-absurdo y frágil-, 

socavando el suspiro 

-potente y fulminante- 

de ése, mi único motivo, 

por el que no daríaLeer más

Diana Gutiérrez | Poemas

Diana Gutiérrez (Medellín, 1995). Comunicadora Audiovisual de Medellín, Colombia (1995). Apasionada por la historia del arte, poeta y escritora,amante de la videopoesia. El tema de la resignificación del cuerpo femenino, el lenguaje y el significado de “mujer” es el tema central que le interesa y ocupa. La Mujer de Correría es su libro publicado.

Canal de videos: https://www.youtube.com/channel/UCzPUpR82OjqRsLZ2kkCBiEg

Microensayo con mujeres: https://www.youtube.com/watch?v=s228EGieCdI&t=57s

 

 

Las hijas de Lemuria

A las madres, abuelas y hermanas que han perdido los frutos de su vientre.

 

Las hijas de Lemuria

hacen resonar sus voces con una flor de hielo

desmayada en las manos.

 

Las hijas de Lemuria

caminan por el gran sótano del mundo

y un eco de voces allá abajo se repite

 

Circular elegía secreta

Legiones bajo el agua sepultadas.

 

Pangea,

¿qué equinoccio de sangre

han celebrado tus hijos?

 

En todos lados fuimos una

Hoy, cuando somos miedo

me arrodillo como último gesto

a recoger los frutos putrefactos,

los pedazos,

y da tanta lástima esta tierra fértilLeer más

Sobre villanxs II: El protagonista y el consentimiento

Por Paola Cortés[1]

Es guapo, “noble”, “protector”, “romántico”, en pocas palabras, el hombre que “todas las mujeres” quisiéramos tener como pareja: un protagonista de telenovela. Ese personaje que junto a la protagonista forman una “unión perfecta”.

Crear a un protagonista masculino es todo un proceso que, de acuerdo a Adrianzén (2001), sigue una serie de características especiales que deben “combinar” con la protagonista, es decir, alguien que la complemente.  Ella vivirá, se sacrificará y hará todo por él. El autor clasifica a los distintos tipos de protagonistas masculinos de la siguiente forma:

1) El súper macho. Muchas mujeres opinan que los mejores galanes deben ser un cliché de masculinidad, como el pirata Juan del Diablo de Corazón salvaje —¿quieren algo más varonil que un pirata?, incluso han suspirado por hombres infieles que las agarraban a bofetadas como Arnaldo André en Amo y señor (¡vaya título!). Al margen del psicoanálisis y de discursos similares, es innegable que existe cierta fantasía femenina según la cual el hombre es un bruto que domina.

2) El sensible. Es un galán que podemos definir como un hombre íntegro y decente, palabra que les fascina a las abuelitas. Como su nombre lo indica, la clave es su sensibilidad. Es de los hombres que llegan a llorar de amor cuando la chica que aman se casa con otro o que se conmueven al ver un niño pobre. […] En suma, se trata de hombres perfectos que en realidad no existen. Pero no olvidemos que estamos en el reino de la TN y estos representan el ideal, el sueño que toda mujer tiene de ser amada y respetada como una princesa.

3) El manejable. Es producto de ese ambiguo «feminismo» que vende el estilo Televisa y que de inmediato nos remite a hombres tipo Arturo Peniche en María Mercedes. Se trata de un hijo de mamá, rico y sin complicaciones en la vida. Si estudia, es un vago; y si trabaja, nunca sabemos en qué, pero con toda seguridad, no le lleva más de un par de horas diarias. Fueron Rogelio Guerra en Los ricos también lloran y Gustavo Rojo/ Paul Martín en las dos versiones de Natacha. (Adrianzén, 2001, pp.101-104)

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