Por Sandra Estefania Becerra
Las mujeres menores de 30 años que no tenemos, ni deseamos tener hijos, y además decidimos exteriorizar nuestro deseo, una vez que hemos dicho «no quiero tener hijos jamás», nos convertimos en sujetas de cuestionamientos permanente, por la sociedad, la esfera social y familiares, ya que, al no contemplar la maternidad como plan de vida, nos salimos del molde, e instantáneamente nos transformamos en seres extraños. Esta decisión también suele ser reprochada por ginecólogas (os), donde la controversia se torna más oscura si la declaración va acompañada de un “deseo realizarme una ligadura de trompas”, generalmente conocida como esterilización. La decisión lleva consigo una carga de información previa, que en el caso de Latinoamérica, no necesariamente es suministrada por el Estado (mediante ginecólogas o ginecólogos, servidores de la salud pública), y cuando lo es, suele ser incompleta, sesgada e, incluso, puede llegar a ser negada u omitirse información valiosa, y por consecuencia no llega a las interesadas de forma apropiada.Leer más