La Malinche: mito, ideología y proceso histórico

Por Diego Armando León Cruz[1]

¿Qué sabemos de Historia? Pareciera que la única respuesta compete al conocimiento de hechos históricos relevantes, sin embargo, plantearía otra pregunta ¿Qué sabemos sobre la Historia? En mi infancia escuchaba que era para conocer nuestro pasado. Posteriormente escuché que la historia era (y es) de los vencedores. La segunda respuesta irrumpe para hacer notar que estuvo ahí, dejando a la primera en la periferia, no olvidándola y añadiendo el carácter ideológico del que parecía privada.

Con estas dos respuestas acudimos a un encuentro donde la Historia pasa de ser un aprendizaje de memoria a uno donde surge la dialéctica entre la resistencia y la ideología que impera en la narración de aquellos que relatan un suceso determinado a partir de los mal llamados ganadores, siempre comunicando aspectos matizados y esquematizados sobre lo ocurrido en un momento histórico. Ahora me formulo la siguiente pregunta ¿Qué nos cuentan sobre Historia si tenemos encuentros fragmentados y matizados?

La Historia carece de imparcialidad, y ahí nace la resistencia antes mencionada, que nos hace mirar huecos, luego nos lleva a mirar qué hay dentro de esos huecos y buscar qué había con anterioridad. Leer más

¿Qué es la riqueza interior?

Por Mauricio Torres Peña[1]

Es frecuente encontrar en películas, libros o series de televisión menciones sobre la importancia que tiene la “riqueza interior” de las personas. Siempre se señala que lo esencial y meritorio que tiene alguien es lo que almacena en su “interior”, un término muy usado, pero poco explicado, sin embargo, algunas personas lo definen como “la forma de ser” de cada uno, lo cual es correcto, parcialmente, porque implica otros elementos más.

Víctor Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido, mencionaba que las personas con una riqueza interior bien trabajada por la vida intelectual, disponían de mayor capacidad de tolerancia y resistencia frente a las condiciones hostiles e inhumanas de un campo de concentración. Eran capaces, pues, de soportar todo el sufrimiento de las circunstancias siempre Leer más

Cuando se nos niega el derecho de poner nuestros límites

Por Alejandra Libertad[1]

En días anteriores, platicando con una amiga, me explicó que se encuentra llegando a su límite con su actual pareja, debatiéndose entre continuar o terminar, porque se ha dado cuenta que es una relación violenta. De inmediato empaticé con ella, ya que el tema de los límites me ha quitado varias veces el sueño, pues reconozco que me es difícil identificarlos y mantenerlos, sobre todo con personas que estimo.

Hablar de límites me transporta a las clases de geografía y a esas líneas divisorias reales o imaginarias para demarcar una entidad o territorio, pero también a los diálogos cotidianos donde se evoca ese umbral que define “hasta donde tú puedas llegar o aguantar”.

Cuando pienso en mi cuerpa, identifico límites físicos pues por más que lo desee no puedo saltar de un techo de 4 metros o aguantar una extracción de muela sin llorar. También hay límites psicológicos o emocionales, porque no me puedo obligar a sentir cariño por alguien, o a estar en un grupo de trabajo por más de 11 horas al día,Leer más

Cuba: Entre dos bloqueos

Imagen EFE

Una introducción

Por Yosvany Roldán

El bloqueo existe, y es una verdad de perogrullo que no admite duda alguna. No es infrecuente que por bloqueo cualquier cubano entienda bien un asedio que subyuga e imposibilita comprar y vender o, si se quiere, parafraseando el texto de la norma, establecer intercambios o relaciones extraterritoriales con fines comerciales o de otra índole. Y que éste fenómeno, por su intrínseca ambivalencia, haya llegado a salirse del contexto del que originariamente derivó, o sea, del jurídico, para ir hasta el lenguaje, las costumbres y las formas de ver e interpretar la realidad de un país, ya en sí mismo constituye su mejor y más acabada definición.

El bloqueo al que aludo, el hasta hoy combatido sin resultado alguno en los organismos internacionales, es parte corriente ya de nuestra cotidianeidad. Lo motiven y sustenten quienes prefieren el asedio que abisma al consenso que hermana; se nos presente en las insuficiencias de lo experimental y lo práctico de una política impLeer más

Algunas ideas para terminar democrática y normativamente con tiranías electoralistas

Por Francisco Tomás González Cabañas

“Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” (Preámbulo de la Declaración universal de los derechos humanos).

Dalmacio Negro Pavón nos advierte, en el trabajo que citamos a continuación, de la confusión en la que cayó Montesquieu al emplear bajo una misma significación tiranía y absolutismo, error craso que la ciencia política sigue arrastrando hasta nuestros días, tal como ocurre con la famosa teoría de pesos y contrapesos, que escinde al poder judicial como independiente de los poderes ejecutivos y legislativos (o declamados en su necesidad), que se extrae como conclusión sintética tanto del “espíritu de las leyes” como de su obra en general.

Poder determinar, por tanto, la razón de una tiranía de gobierno no puede estar vinculado a su origen o conformación, sino más que nada por su desempeño o desenvolvimiento. Es decir, una de las tantas razones por las que no sería efectivo, conveniente, ni razonable, poder ir hasta la etimología o las fuentes mismas de lo que pudo haber significado lo tiránico, como luego lo despótico o lo absolutista, es que precisamente en el nacimiento de lo que fuere se encuentra su misma acta o disposición final o certificado de finalización o defunción.

Tal como ocurre en cualquier cuerpo orgánico, los cuerpos sociales que vamos conformando, a los efectos de organizarnos, llevan consigo, su propia formulación para volver a cero, resetear, disolverse, morir o como se quiera llamar, para volver a surgir, nacer o conformarse.

Una de las tantas deudas que Leer más

¿Cuándo llega la justicia?

Por Humberto Orígenes Romero[1]

En diciembre del 2018, el 53% del país se llenó de esperanza. Se prometieron muchas cosas, entre ellas, la impartición de justicia. Prontamente se estableció una comisión de la verdad para el Caso Ayotzinapa, encabezada por el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas.

Con el descubrimiento de los restos de Jhosivani Guerrero en junio de este año, ya se han encontrado a tres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala el 26 de septiembre del 2014. Aquí tal vez cabe una propuesta: decir “nos faltan cuarenta” ayudaría a mantener vivo un caso que ha perdido luz y trascendencia debido a la normalización del asesinato en México. Por ello me permito pensar si no sería adecuado mantener viva y móvil la cifra de desaparecidos para no dejarlos en el olvido y seguirlos buscando.

Por otra parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado la liberaciónLeer más

Secuelas

Por Leticia Maldonado Gómez[1]

Nuestra mutación hacia la sociedad de rendimiento se da de forma vertiginosa e imperceptible. Con 2,885,937 contagios confirmados y 237,207 decesos en el país, a causa del virus SARS-CoV-2 (cifras oficiales), resulta increíble que la población que aún conserva salud y empleo se encuentre adaptándose sin más al trabajo a distancia, sin el mínimo compromiso real entre patrón (empresa)-trabajador.

Aunque en la letra entró en vigor un decreto en materia de teletrabajo, en la práctica, hombres y mujeres empleados absorben el pago de la energía eléctrica e internet (los reclutadores solicitan que los postulantes cuenten con banda ancha de cierta velocidad), se encargan de la actualización o compra de dispositivos y laboran en horarios desdibujados, dando por contada la intromisión del espacio laboral en el hogar. Lo que sea con tal de cumplir el mandato actual: “yes, you can”.

¿Te ha pasado por la cabeza decir “no quiero” o tal vez “no puedo”? Impensable, ¿cierto? Leer más

El currículo vs. las aulas

Por Luisa Fernanda González Castañón[1]

“Hoy vivimos en un mundo complejo e interconectado, cada vez más desafiante, que cambia a una velocidad inédita. En muchos sentidos, más que una era de cambios, nos encontramos frente a un cambio de era.” (SEP, 2017, p. 3)

Con estas líneas empieza el libro de aprendizajes clave para la educación integral, y continúa dando la explicación de cómo trata de dar una revolución al sistema educativo en general, y por lo tanto a los planes y programas educativos, queriéndose ver esto reflejado en los propósitos, enfoques y fundamentación de cada asignatura. Pero ¿son realmente reales, congruentes, posibles y favorecedores estos cambios?

En lo personal, considero que se retoman bastantes ideas del plan educativo anterior Leer más

Una copa para Messi

Por Fran Nore[1]

 

A mí hermano Gustavo,
por los años que compartimos juntos pateando el balón.

Sábado 10 de Julio de 2021

Argentina se corona campeón de la copa América en un despropósito descomunal con un Messi descolorido alardeando siempre los triunfos de los otros jugadores.

La Conmebol, que es una organización mafiosa, sin ninguna ética, cuyo propósito es brindar una atracción, divertimento, un entretenimiento para el pueblo de cualquier región sudamericana, farándula oprobiosa de resultados acomodados, ignora al verdadero astro de esa temporada futbolística, el colombiano Luis Díaz, un jugador guajiro colombiano.

Por obtener aceptación, lo que obtiene es repulsión, al ignorar al verdadero jugador magistral del campeonato.Leer más

Estrategias para proteger al habitante de los canales de Xochimilco: un ejemplo de sociedad de conocimientos

Por Mario César Campuzano Perales[1]

Se ha llamado sociedad del conocimiento a aquel modelo de sociedad cuya economía está basada en el conocimiento, es decir, donde la producción de la riqueza tiene como base el trabajo intelectual altamente calificado antes que el trabajo manual de baja o mediana calificación. Bajo este esquema, los sistemas más productivos son aquellos que descansan en la generación y explotación de conocimiento científico y tecnológico. No obstante, como ha señalado Olivé,[2] este modelo no es adecuado, especialmente si pensamos en el contexto latinoamericano, cuya composición social es multicultural y destaca la participación de una diversidad de pueblos originarios. Debido a esto, sería más apropiado redefinir el modelo y pensarlo de forma plural como sociedad de conocimientos con tres características principales: (1) que los miembros tanto individuales como colectivos puedan apropiarse de los conocimientos disponibles y generados en cualquier parte; (2) que se puedan aprovechar de mejor manera los conocimientos de valor universal producidos históricamente, incluyendo los científicos y tecnológicos, pero también los conocimientos tradicionales y (3) que los miembros de las sociedades puedan generar, por ellos mismos, los conocimientos que hagan falta para comprender mejor sus dificultades —educativas, económicas, de salud, sociales, ambientales, etc.—, para proponer soluciones y realizar acciones que contribuyan a resolverlos efectivamente.[3]

No debemos pasar por alto que el conocimiento derivado de la ciencia y la tecnología no es el único existenteLeer más