Escatologías y utopías de las planificaciones globales en Chile

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

En Origen y meta de la historia, publicado por Karl Jaspers en 1949, el autor introdujo en dicha obra el concepto de «era axial», referido al período 800 y 200 a.C. En dicho tiempo, Occidente, China y la India ofrecen al mundo un conjunto de movimientos intelectuales y espirituales orientados a la «salvación», pero con un alto componente reflexivo y la consecuente oposición y fractura que aún nos parecen propias de una cultura abierta. Jaspers deriva sobre un mundo en el que por primera vez comienzan a producirse combates espirituales por el intento de persuasión. En tal caso, se hace referencia a fenómenos que lindan en el caos espiritual y que, en paralelo, inician en la conformación de partidos. Así, se manifiestan experiencias de orden social que permiten disenso, pero que también apuntan hacia reconfiguración de fines compartidos (Svensson, 2019).

Asimismo, Manfred Svensson señala cómo la religión tribal y la arcaica son reemplazadas por el salto hacia «formulaciones axiales», hecho descrito en el libro La religión en la evolución humana. Desde el paleolítico a la era axial, del sociólogo estadounidense Robert Bellah. En gran medida, aquí se altera la unidad previa entre el rey y la divinidad, estableciendo que la individualidad dependerá de la forma específica que tenga el pacto de un determinado pueblo con la divinidad.

Bajo esta lógica, surge la teología política en rescate de la «escatología» como la gran idea política. Inicialmente, MarioLeer más

La eterna crisis chilena

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

El sociólogo ruso Pitirim A. Sorokin en su obra Sociedad, Cultura y Personalidad, señala que en los incesantes cambios sociales “los períodos de modificación ordenada y legal son sustituidos por épocas de desorden y sacudidas revolucionarias. Ambas formas coexisten hasta cierto punto: aun dentro del cambio ordenado existe un elemento de desorden, y viceversa” (Sorokin, 1962, pág. 764). Desde esta lógica, la historia de los Estados, naciones y otros grupos mayores, ha transcurrido de tiempo en tiempo por períodos de tensión y crisis violenta. Incluso, algunas veces, dichos cuerpos sociales se han desintegrado.

El diagnóstico de Sorokin basado en una investigación sistemática (y hasta el momento única) realizada por él, analizó las más importantes perturbaciones internas (revoluciones, motines, revueltas, estallidos y luchas civiles) registradas en la historia de Grecia y Roma antiguas, Bizancio, Italia, España, Francia, Alemania, Austria, Inglaterra, Países Bajos, Rusia, Polonia, Lituania, etc., abarcando un período extendido desde el siglo VI a. de J.C. hasta el 1925 de la era cristiana. El estudio de Sorokin arrojó el impresionante número de 1.622 disturbios internos de carácter importante.

Desde un punto de vista histórico, la revolución y la guerra al interior de las naciones no son amenazas nuevas. En específico, las revoluciones son consecuencia de una combinación de máximos en el precio de los alimentos, una población joven, una clase media creciente, una ideología perturbadora, un régimen viejo y corrupto, y un orden internacional debilitante, entre otras características (Ferguson, 2012).

De ahí que, según lo detallado por Niall Ferguson (2012), él argumenta que en dos pasajes raramente citados de La riqueza de las naciones, Adam Smith describía lo que él denominó «el estado estacionario». Todo esto hace referencia a la situación de un país anteriormente rico que había dejado de crecer. En concreto, este estado se identifica por dos características: 1) los salarios de la gente miserablemente bajos y 2) la presencia de una élite corrupta y monopolista de explotar el orden jurídico y la administración en su propio beneficio.Leer más

El vínculo entre ciudadanía urbana y representaciones sociales

Por María de Jesús López Salazar*

Atender en el actual siglo XXI el tema de la ciudadanía urbana se presenta como una cuestión de la mayor relevancia, pues partiendo de su revisión es posible comprender las formas en que la propia ciudadanía percibe, vislumbra y valora los asuntos políticos, sociales y culturales de su país. «La ciudadanía urbana valoriza el compromiso local, directo, de cada uno de los habitantes, la responsabilidad de los prestatarios de servicios con relación a sus usuarios, pero genera el temor de que el Estado no se deshaga así de sus deberes».[1]

Lo anterior conlleva a introducirse en la investigación de las opiniones, las actitudes, la toma de decisiones, los procesos de socialización, las interacciones y prácticas de reciprocidad social. Para analizar tales aspectos se necesita adoptar un marco teórico, «una generalización separada de los particulares, una abstracción separada de un caso concreto»,[2] que sitúe al actor social como centro de las deliberaciones, en las cuales se reconozca que los patrones sociales son «producto de la negociación individual y consecuencia de la opción individual».[3]

Respecto de lo antes descrito, conviene recordar que hay varios marcos teóricos que pueden resultar útiles, tres de ellos son la teoría de las identidades de –entre otros– Gilberto Giménez, la teoría estructuralista constructivista de Pierre Bourdieu y su concepto de habitus, así como la teoría de las representaciones sociales de SergeLeer más

La ciudad posmoderna: comprendiendo un concepto de ciudad

Por María de Jesús López Salazar

 La comprensión que hoy se pueda tener sobre las ciudades –en plural y no en el singular homogeneizador de la ciudad–, de la ciudad posmoderna –la clase de ciudad de la cual parte este artículo de quien aquí escribe–, sus dinámicas suscitadas, manifiestas y por venir, depende en gran medida de cómo se entienda la interdependencia entre los procesos de producción del hábitat y del habitar.[1] Las ciudades envuelven en sus bordes asentamientos humanos que constituyen ciudades en proceso.

Ahora bien, es pertinente recordar que el urbanismo inició cuando el ser humano observó, analizó y pensó acerca de cómo tendría que ser una ciudad,[2] y tiene poco tiempo que ese mismo urbanismo –y quien aquí escribe añade que también los estudios de la ciudad– se interesa por las ciudades existentes y sus diferentes cambios. “La planeación territorial, por su parte, se esfuerza por dejar de asimilar el desarrollo urbano con urbanización periférica. Es así como el concepto de ‘ordenamiento’ del territorio tiende a sustituir al de desarrollo urbano, proponiendo una visión más holística que se aleje de las dicotomías urbano / no urbano o centro / periferia” (Coulomb, 2016a:10).[3]

En este sentido, de monocéntrica –partiendo de la dicotomía centro / periferia– la ciudad se ha convertido en pluricéntrica –partiendo de la idea de que “existen distintos órdenes y distintos tipos de espacios urbanos. Entender el (des)orden de la metrópoli implica penetrar en los modos de funcionamiento de estos diversos órdenes, que permiten pensar en la metrópoli como en una realidad compleja resultado de la coexistencia (y de la mezcla) de diferentes ciudades” (Duhau y Giglia, 2008:15)–. Las funciones de centralidad se han desvanecido dentro de la estructura urbana y han motivado la construcción de lo que la academia denomina nuevas centralidades.[4]

Así bien, las diferentes ciudades de la ciudad posmoderna –conceptualización aplicable a la recién reformada capital mexicana, ya denominada oficialmente como Ciudad de México–, en su diversidad de formas urbanas, funciones Leer más

Mantas de protección contra la delincuencia en el Barrio San Lucas-Iztapalapa

Experiencia de intervención abordada desde el esquizoanálisis

Por María de Jesús López Salazar

Los símbolos dentro de la ciudad nos indican formas de lenguaje que al parecer pueden no decir nada, pero dicen más de lo que pensamos, muestra de ello son letreros, grafitis y mantas en la ciudad que hablan por la ciudad misma.

 

El objetivo del presente artículo es analizar la colocación de mantas de protección mediante las cuales los vecinos del Barrio San Lucas de la Delegación Iztapalapa advierten a los ladrones lo que les pasará si roban en su barrio, considerando tal fenómeno como una experiencia de intervención relacionada con el esquizoanálisis, pues este corpus teórico y práctico creado por los franceses Félix Guattari y Gilles Deleuze investiga los dispositivos de enunciación colectivos e individuales, y la que aquí expone aprecia que las citadas mantas de protección son precisamente eso, dispositivos de enunciación de personas –quienes habitan el Barrio San Lucas– que están pretendiendo incidir sobre producciones semióticas y subjetivas en un contexto dado.

Antes de realizar el análisis de la experiencia de intervención en cuestión, es importante, por una parte, cuestionar la necesidad de la intervención en el ámbito de las ciencias sociales, para lo cual se acude a la exposición del filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) y el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) en torno a la verdad en relación con el poder; así como, por otro lado, mostrar las principales corrientes de métodos de investigación-intervención existentes, a fin de argumentar por qué la colocación de mantas de protección contra los ladrones en el Barrio San Lucas se suscribe al esquizoanálisis –una de las corrientes de los métodos de investigación-intervención–.

Así, se muestra como necesario un cuestionamiento acerca de las condiciones que darán lugar al surgimiento y eventual consolidación de los métodos de intervención que buscan la unión entre teoría y praxis Leer más

La ciudad, el espacio, lo urbano, el lugar y el territorio

Los miedos urbanos del Barrio San Lucas y la Colonia Centro

 

Por María de Jesús López Salazar

 

¿Hacia dónde vamos?, en ¿qué momento perdimos la convivencia en la ciudad? Se acabaron los recorrido nocturnos e incluso matutinos. Los días donde los lugares no tenían nombre y apellido ahora resulta que caminar ya no es bien visto, porque puedes encontrar personas que sientan que partes de la ciudad les pertenecen….

 

El presente artículo se propone, en primer lugar, realizar una reflexión teórica acerca de cinco conceptos que son esenciales para todo estudioso de la ciudad, a saber: el espacio, lo urbano, la ciudad, el territorio y el lugar, explicando cómo estos términos se conciben en el tema de investigación particular de quien aquí escribe, titulado: Los miedos urbanos del Barrio San Lucas y la Colonia Centro. En segundo lugar, el artículo también se propone abordar el concepto de espacio público para relacionarlo con el tema de investigación antes mencionado, recurriendo para esto principalmente a los aportes realizados por Emilio Duhau y Ángela Giglia (2016), en su capítulo “Los avatares del espacio público: del tipo ideal a los microórdenes contemporáneos”.

Comenzando por el concepto de espacio, de este término interesa específicamente la simbolización del espacio urbano, la cual consiste en un proceso remitente al establecimiento de límites, fronteras y umbrales; asunto sumamente vinculado a la identidad y a la diferenciación, a la relación del sí mismo y del nosotros con los otros (Augé, 1995). Con relación al miedo urbano se puede señalar que hay una topología que va, de manera general, desde la seguridad del espacio privado de la casa, hacia la inseguridad generalizada e ignota del espacio público. Para el caso de la ciudadanía de la Ciudad de México –de la cual las personas del Barrio San Lucas de la Delegación Iztapalapa y la Colonia Centro de la Delegación Cuauhtémoc forman parte–: “El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) alertó al Senado que los niveles de inseguridad, que los mexicanos perciben igual que antes, llevaron a la sociedad a incrementar su aislamiento, porque se siente vulnerable de ser víctima de algún delito y prefiere mantenerse en su casa, hablar lo menos posible con las personas, porque no le tiene confianza” (Robles Rosa, 2016: s/ p.).[1]

Más allá de las diferencias de edad, género y clase social, la casa aparece como el espacio de seguridad urbana, repitiendo su posición estratégica en cualquier topofilia (Bachelard, 2000). “En resumen, en la más interminable de las dialécticas, el ser amparado sensibiliza los límites de su albergue. Vive la casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueños” (Bachelard, 2000:28). Las sociedades occidentales se han conformado con base en la delimitación entre el espacio privado y el público. Frontera que, como tal, distancia y a la par articula, siendo precisamente la puerta el dispositivo que impide o permite traspasar dicha frontera, “dentro del espacio que los dos términos delimitan, desde el momento en que este espacio es ocupado totalmente (no existe una tercera posibilidad), a su vez ellos se delimitan mutuamente, en el sentido de que el espacio público llega hasta donde comienza el privado y viceversa” (Bobbio, 1992:12 cit. por Treviño Carrillo y De la Rosa Rodríguez, 2009:28).[2]

Empero, a toda frontera hay que contextualizarla y analizar su comportamiento a través del tiempo, más si se considera que “el espacio es una construcción social” (Lindón, 2012:509). De esta forma, los testimoniosLeer más

Notas teóricas acerca de la implementación de políticas públicas en América Latina

Por María de Jesús López Salazar[1] y Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza[2] 

La implementación de los programas de políticas públicas en América Latina ha representado un reto no necesariamente afrontado de la mejor manera posible. Es por esto por lo que resulta importante preguntarse cómo se implementan los programas de políticas públicas en la región. En el caso de que la respuesta a la anterior pregunta de investigación fuese positiva, todavía quedan otras interrogantes por contestar. Por señalar sólo dos; los responsables de la implementación de las políticas públicas, ¿cuentan con la información y formación necesaria para realizar su trabajo? ¿Cuál es la percepción y la crítica que ante los programas de política pública pueden llegar a presentar los actores involucrados en los mismos?

Así, uno de los propósitos del presente artículo es contribuir a que la implementación de política pública se constituya como un campo de estudio propio, considerando el vacío empírico que sobre la implementación de programas de política pública existe en Latinoamérica. Con frecuencia se escuchan voces de insatisfacción por la insuficiencia o ineficiencia de los programas de política pública ejecutados por los gobierno latinoamericanos en turno, sin contar con un diagnóstico claro que muestre con exactitud y precisión las razones del aparente fracaso de tales intervenciones, lo que de entrada evidencia un conocimiento fraccionado, incompleto o limitado de la fase de implementación de un programa de política pública, así como de su importancia en la construcción de los procesos de democratización.

Continuando con el punto, el que una política pública o un programa de política pública no den cabalmente los beneficios para los cuales están diseñados, es motivo de alerta por muchas razones. “La primera de ellas es que se puede dejar a millones de niñas, niños, jóvenes y adultos sin la oportunidad de lograr aprendizajes significativos y sin la posibilidad de acrecentar su potencial humano” (Flores Crespo y Mendoza Cázarez, 2012:11). La segunda razón remite a que se demerita la percepción acerca del funcionamiento de la democracia como la más adecuada forma de organización entre los seres humanos, que toma su fundamentación posible en “el Imperativo que manda tratar a las personas como fines y no como medios, como sujetos y no como objetos (…), cualquier otro sistema las trataría como objetos” (Miranda, 1996:165).[3]

Abriendo un paréntesis, conviene mencionar que en los estudios de políticas públicas la postura predominante considera que éstas remiten a un proceso que se desenvuelve por fases, cada una de las cuales posee sus actores, restricciones, decisiones, desarrollos y resultados propios, influyéndose recíprocamente. La idea fue planteada por Harold Dwight Lasswell (1951), Peter De León (1997), P. May (1986), Joan Subirats (1992), Hogwood y Gunn (1984), entre otros. No obstante, cabe señalar que de acuerdo con Roth Deubel, esta herramienta analítica fue propuesta por Jones en 1970, quien distinguió “cinco fases en la vida o el desarrollo de una política pública: identificación de un problema, formulación de soluciones, toma de decisión, implementación y evaluación” (Roth Deubel, 2002:49). Actualmente, las fases del ciclo de las políticas públicas en las que concuerdan los analistas Leer más

El vínculo entre la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la implementación de la política social mexicana

Una aproximación teórica desde el modelo de administración de sistemas de Richard F. Elmore

Por María de Jesús López Salazar y Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza

Si se toma en cuenta que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) es la ley suprema que establece, organiza y facultad al gobierno mexicano; entonces, se vuelve de la mayor importancia reflexionar cómo dicho ordenamiento jurídico se vincula con la implementación de las políticas públicas en nuestro país, sobre todo de las políticas sociales en tanto intervenciones políticas dedicadas a investigar e intervenir públicamente –a nivel estadual y local– en las consecuencias materiales y éticas del desigual desarrollo de la sociedad.

Para ello, en este texto, se propone reflexionar teóricamente el vínculo entre la CPEUM y el análisis de la implementación de la política social mexicana a partir de uno de los aportes del teórico Richard F. Elmore conocido como Modelo de la Administración de Sistemas (MAS),[1] en el cual la implementación consiste en la delimitación coherente de los objetivos, los cuales deben contener de forma tácita los propósitos de la política, propósitos que estarían inicialmente establecidos para el caso mexicano en la CPEUM.

Así, en la vinculación señalada se hace necesario un conjunto de categorías analíticas que posibiliten entender la misma, siendo en el MAS los recursos, la eficiencia comunicacional, las condiciones del entorno y la complejidad o tratabilidad, elementos estos que se hayan en la CPEUM y que inciden en la implementación de la política social mexicana.

En definitiva, lo aquí propuesto se presenta como una reflexión teórico-metodológica sobre legislación y su relación con la implementación de políticas públicas, área del conocimiento y la intervención pública-gubernamental a la que en la Academia se le ha prestado poca atención.

Entrando en materia, conviene tener presente que el tema de la pobreza en México es uno de los elementos centrales en el debate académico, político y en la agenda internacional. Un claro ejemplo es la inclusión de la reducción de la pobreza como Objetivo del Milenio[2] y la centralidad del tema en los reportes sobre América Latina del Banco Mundial.[3] Los datos e informes de los organismos internacionales y nacionales, como es el caso de OXFAM,[4] quien recomendó “la eliminación de la desigualdad económica extrema como objetivo mundial en todos los países”,[5] han hecho que la mayoría de los gobiernos realicen políticas sociales con la finalidad deLeer más

Libertad de expresión, un mito para el periodismo en México

Por Paola Lizzet Trujillo Trejo[1]

 La libertad de expresión es un derecho fundamental en cualquier sociedad democrática, ya que garantiza el flujo libre de información y promueve la diversidad de opiniones. Sin embargo, en México, el ejercicio pleno de este derecho se ha convertido en un desafío para el periodismo. A lo largo de los años, las y los periodistas mexicanos han enfrentado una serie de obstáculos y amenazas que limitan su capacidad para informar de manera independiente y sin temor.

En el ejercicio profesional del periodismo, la difusión de la información a través de los medios de comunicación se vuelve una tarea complicada, debido a que, publicar materiales que se encuentren ligados a actos que han quebrantado a la ciudadanía por parte de políticos o de los cárteles de narcotráfico termina pagándose, en el peor de los casos, con la privación de la libertad, la privación de la vida.

La capacidad de investigar, recibir y difundir información con exactitud y rapidez tiene un enorme impacto en la salud de la libertad de expresión y en la democracia. Estar informados en esta sociedad mediática se considera el «oxígeno de la democracia», ya que una sociedad informada tomará mejores decisiones y tendrá un amplio panorama de su entorno, la vida política del país, la cultura general, las actividades deportivas, la economía, entre otros aspectos. Sin embargo, la difusión de información en ciertas áreas está restringida, limitando la libertad de acceder, informarse y ser informado, no solo para los periodistas, sino también para la Leer más

Las acciones colectivas conflictivas por la seguridad urbana en la metrópoli de la Ciudad de México

Por María de Jesús López Salazar

Jazmin Yatziri Martínez Jiménez 

y Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza

 

La intención de este texto es señalar algunas de las características de las acciones colectivas conflictivas[1] o movimientos sociales alrededor de la seguridad urbana en la metrópolis de la Ciudad de México. El análisis del conflicto por la seguridad urbana puede llevarse a cabo tanto en los procesos de su transformación en un servicio público –o privado–, como en sus rasgos inmateriales, no físicos, que la transforman en un bien económico o en un bien de identidad colectiva.

De este modo, en el análisis de los conflictos por la seguridad urbana pueden ubicarse procesos de búsqueda de identidad colectiva,[2] de legitimidad o de pertenencia; asimismo, liderazgos, ideologías y asuntos políticos, que, en suma, pueden estar –y esto es lo que quien aquí escribe sostiene– estructurando procesos de cambio político en o con la transformación del régimen político mexicano contemporáneo.

 

  1. La certidumbre urbana en controversia

Las controversias por el otorgamiento de la seguridad urbana[3] pueden asociarse igualmente con una caída de la participación ciudadana en áreas que carecen de elementos para proporcionar certidumbre urbana,[4] que en ocasiones generan un tipo de prácticas informales. De esta forma, lo que parece una estrategia política en torno al otorgamiento de la seguridad urbana puede entenderse en otros dos diferentes sentidos.

Primero, se prioriza el otorgamiento de seguridad urbana en la ciudad central de la Ciudad de México. Esto puede relacionarse con el crecimiento electoral que ha registrado la votación por los partidos de izquierda durante los últimos años en dicha área. Segundo, se llevan a cabo acciones paliativas en las áreas con un otorgamiento de seguridad urbana deficiente, con el objetivo de construir redes clientelares. Se trata de una disputa entre actores sociales con intereses concretos y que parecen omitir la realización de un diagnóstico sobre las necesidades de la población. En otras palabras, se atiende con más elementos de seguridad urbana y con el mejoramiento de la infraestructura urbana, como mecanismos para promover clientelas políticas.

Empero, posiblemente la acción que articula la práctica informal con un resultado político puede encontrarseLeer más